Los Contaminantes Climáticos de Vida Corta (CCVC) son agentes contribuyentes al calentamiento global que tienen una vida útil relativamente breve en la atmósfera (entre pocos días a unas pocas décadas), a diferencia del CO2, que permanece en la atmósfera durante siglos o milenios después de emitido. Los CCVC afectan gravemente la salud humana y de los ecosistemas, y contribuyen entre 40% y 45% al calentamiento global, mientras que el CO2 aporta el restante 55% a 60%. Es por ello que la mitigación de emisiones de CO2 debe combinarse con reducciones rápidas y agresivas de estos otros contaminantes de vida corta, como el carbono negro (hollín), ozono troposférico, metano e hidrofluorocarbonos (HFC)

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